Después de varios días sin estar aquí, regreso, esta vez para hablar de la ira, simplemente son tres letras pero con un significado tan grande…..

Mis ataques de ansiedad se intensificaron a pánico, poco después, aparecieron mis ataques de ira. Son muy pero que muy difíciles, pierdes el control, gritas, tensionas tu cuerpo y sobre todo tus puños, te haces preguntas muy profundas, lloras desconsoladamente y duran mucho más que los ataques citados anteriormente.

En el momento de darme un ataque de ira solamente me pierdo, no veo al mi alrededor, el vacío es inmenso y el dolor muy fuerte, en ese momento no me gustaría estar mas aquí, ni hacer sufrir a quien me rodea y que puedan descansar también.

La verdad es que también, una vez pasa el ataque, me quedo como si me hubiera atropellado un camión, de la tensión muscular que el cuerpo tiene, vuelvo en mi y me hace sentir mal simplemente el hecho de llegar hasta ese extremo muchas veces sin un detonante claro.

He estado cuatro días de “Vacaciones” para alejarme de todo esto ya que no ha sido una semana fácil con la psicóloga, el medico, etc, así que nos alejamos un poquito de la rutina y de la zona de confort, estando allí, me dio el ataque, que si las fotos muy bonitas y demás pero nadie sabe lo que hay detrás de una sonrisa.

Por obligación una persona tiene que relacionarse, compañeros de trabajo, familia, amigos, empleados de alguna tienda a la que entres, si o si, tienes que comunicarte y sociabilizar con alguien simplemente por supervivencia, más, cuando tienes una pareja, entre la pareja ambos tenemos que dar pero también recibir, ambos tenemos que poner los objetivos conjuntos e individuales, con esto es, que tampoco uno puede atar a tu pareja a no tener una escapada de cuatro días, al final, si el ataque de ira me da aquí, me da igual aquí que allí.

Con esto quiero decir que a pesar de lo que tengamos cada uno e nosotros, no dejemos de hacer ciertas cosas por miedo, porque quizás (como me ha pasado a mi) nos llevamos una sorpresa grata en esa actividad.

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